Ya han pasado diez jornadas ligueras y dos eliminatorias de Copa, partidos más que suficientes para apreciar tendencias en la dinámica del Real Valladolid. El conjunto blanquivioleta es rocoso, capaz de explotar las debilidades de los rivales y fuerte a balón parado. Virtudes que le permiten empezar mandando en el marcador en la mayoría de sus compromisos, hasta el punto de que ha habido que esperar al duodécimo partido oficial para poder vivir la primera remontada de la campaña.
Los de Rubi tuvieron que ponerse manos a la obra para poder dar la vuelta al tempranero tanto del Albacete y lograron prácticamente sentenciar antes de llegar al descanso. Fue la primera vez que se conseguía una remontada y la segunda en la que el equipo comenzaba perdiendo un encuentro.
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